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La TV en América Latina: entre la reconfiguración tecnológica y la competencia con el streaming

La industria audiovisual en América Latina atraviesa una fase de transformación acelerada que obliga a los operadores de televisión a redefinir su papel dentro del ecosistema de medios. Mientras las plataformas de streaming ganan terreno y modifican los hábitos de consumo, los operadores tradicionales apuestan por la integración de servicios, la televisión conectada y nuevos modelos de negocio como vía para sostener su relevancia.

Según datos de BB Media y su unidad “Audiencias Latinoamérica”, la televisión lineal sigue teniendo presencia en los hogares conectados: se consumen, en promedio, siete horas semanales en la región. Las preferencias del público continúan girando en torno a películas y series —con títulos como El Último Samurai y Succession liderando las audiencias—, seguidos por contenidos deportivos y noticiosos. El fútbol continúa siendo el deporte más emitido (31%), aunque la demanda de noticias supera ampliamente su presencia en la programación: el 8% de los espectadores busca este tipo de contenido, frente a un 4% de oferta disponible.

Pese a esta vigencia parcial, la migración hacia lo digital es evidente. En los últimos tres años, el número de hogares que consumen exclusivamente contenido vía streaming creció un 55%. En México, esa cifra alcanza un 45% de aumento, lo que confirma una tendencia estructural que impacta directamente en la televisión paga tradicional. Este escenario ha obligado a los operadores a evolucionar: no solo tecnológicamente, sino también en su modelo de relación con el consumidor.

En este contexto, el papel de los operadores como agregadores de plataformas cobra fuerza. Un ejemplo claro es la reciente oferta lanzada por VTR en Chile, que integró ocho plataformas de streaming —entre ellas Max, Prime Video y Universal+— dentro de sus decodificadores. Por un pago adicional, los clientes pueden acceder también a Disney+ y Paramount+. Esta estrategia posiciona al operador como un «súper-agregador», capaz de facilitar el acceso centralizado a múltiples servicios, una ventaja competitiva en un mercado fragmentado.

A pesar de que el mercado de TV paga sufrió una caída del 3,5% en 2023, la más pronunciada en cinco años según Dataxis, algunos formatos como IPTV siguen creciendo, con 1,5 millones de nuevos suscriptores en el último año. Además, el modelo de OTT TV Paga podría sumar hasta 10 millones de usuarios en la región para 2028, impulsado en parte por servicios regionales o de nicho que se apoyan en los operadores tradicionales para expandirse.

México, por su parte, se mantiene como el mercado de TV paga más grande de América Latina, con ingresos estimados en 3.200 millones de dólares en 2023 y más de 18 millones de suscriptores en el último cuatrimestre. Este volumen refleja la resistencia de ciertos mercados, aún ante la expansión de los servicios de video bajo demanda.

El mapa regional de operadores sigue dominado por seis grandes grupos que concentran cerca del 60% del mercado. América Móvil lidera con presencia en 15 países, seguido por Televisa, que ha visto disminuir su cuota del 17% al 13,7% en los últimos cinco años. Vrio Corp (DirecTV) ha perdido terreno por la baja en DTH, pero ha redireccionado su estrategia hacia OTT. Completan la lista Megacable, Millicom y Telefónica, todos con cuotas por debajo del 6%.

Las alianzas también se han convertido en un recurso clave para adaptarse al entorno actual. Más del 22% de los servicios de streaming en la región han establecido acuerdos con otras empresas, especialmente del sector telecomunicaciones. Max es la plataforma con más acuerdos (67), seguida de Paramount+, Universal+ y Disney+. Este tipo de cooperación no solo amplía el alcance, sino que también permite ofrecer paquetes con publicidad a precios más bajos, facilitando el acceso a segmentos que no optan por suscripciones premium.

Mientras tanto, la producción de contenido en América Latina muestra señales mixtas. Aunque se lanzaron más de mil títulos en 2024, solo el 20% fueron originales, y la creación de producciones locales ha disminuido con los años. Sin embargo, estas obras continúan dominando los rankings de visualización, lo que evidencia una oportunidad que aún no ha sido del todo capitalizada.