Ha pasado más de una década desde la llegada de los servicios de streaming a la región, y las réplicas de su impacto siguen tan latentes como el primer momento. La industria audiovisual en América Latina se vio forzada a reconfigurar sus modelos de negocio y nuevas oportunidades así como desafíos se generaron, especialmente en torno a la producción.
A mayor cantidad de plataformas, más es el volumen de contenido necesario para satisfacer dicha demanda, lo que llevó a un impulso y la búsqueda de nuevas estrategias de inversión y financiamiento, así como nuevas configuraciones de alianzas entre los principales players y servicios de streaming.
De acuerdo con Purely Streamonomics, el gasto global en producción y licencias de nuevos contenidos aumentaron un 16,4% en 2020, hasta USD 220.200 millones, y superaron los USD 250 mil millones en 2021. Sin embargo, la enorme demanda de nuevos contenidos en todas las plataformas está provocando que muchos productores tengan dificultades para encontrar profesionales calificados para seguir el ritmo de la demanda. Esto lleva a buscar nuevos hubs de producción, siendo Europa una región clave a causa de sus costos e incentivos fiscales, así como locaciones. Se estima que desde Estados Unidos se generaron unos 1.000 millones de dólares cada año por productores norteamericanos, pero la contracara es la dificultad de encontrar profesionales para proyectos locales de majors digitales.
Pero este boom también vio su impacto en la forma de hacer negocios. Lo cierto es que las audiencias no solo quieren mayor cantidad de títulos, sino también son más selectivos a la hora de elegir qué ver. Al contar con una oferta tan variada, si los contenidos no les generan un fuerte impacto desde la narrativa y factura técnica, no dudarán en cambiar. Y tener cantidad y calidad, es altamente costoso.
Aquí es donde las coproducciones vienen ganando fuerza y se vuelven vitales para el negocio. Ya no se busca invertir un 100% en un proyecto, sino que se trata de dividir la inversión y riesgo de la mano de socios estratégicos. Y las alianzas ya no son entre productoras exclusivamente. Canales que hace unos años podían ser competidores en el plano internacional aúnan fuerzas, como es el caso de la alianza presentada por Globo y TelevisaUnivision en MIPCOM Cannes 2022, por medio de la cual desarrollarán y producirán contenidos que se transmitirán en cada mercado a través de Vix+ y Globoplay.
Esto también sigue una tendencia que ya lleva algunos años en la región que es la evolución de los broadcasters a Studios, poniendo el foco ya no solo en generar contenido para sus audiencias sino también para terceros. La caída de la inversión publicitaria en los canales lineales, sumado a la aparición de formatos más dinámicos y nuevas narrativas de la mano de los streamers, obligaron a los gigantes latinos a repensar sus historias y adaptarlas al mercado global, con el desafío de no desatender a sus propias audiencias.
Desde el lado de los contenidos propiamente dichos, los originales son los que marcan el valor real de cada plataforma. Se perdió el miedo por el contenido local y pasamos de pensar las historias de un modo babilónico a poner el foco en historias relevantes para una comunidad, pero con potencial de viajar. Ser ‘Glocales’ es la norma.
Otra tendencia que creció para atender esta demanda –al mismo tiempo de reducir riesgos y acelerar procesos- es la vinculada con las adaptaciones y producciones basadas en IPs existentes, ya sea obras literarias, podcasts o comics.
Las telenovelas siguen siendo muy populares en la región, y en los últimos dos años, ha crecido más que la demanda de otros formatos dramáticos, según un estudio de Parrot Analytics. Esto sin dudas se ve especialmente desde la llegada de los contenidos turcos, que desde Las 1001 Noches, han logrado penetrar cada vez con mayor fuerza en la región, en una ola que parece solo crecer gracias a su fuerte carga dramática y romántica.
México, Brasil, Colombia y Argentina siguen concentrando más del 60% de la producción en términos de volumen. Pero, ¿qué tendencias sigue cada país? En Brasil el drama sigue siendo el género favorito, con las miniseries y la animación manteniendo niveles de producción estables; mientras que en Colombia, se vio un resurgir de la producción de las telenovelas tras una caída en 2019 y 2020. En México aumentaron los estrenos de ficción en 2021 e irrumpieron nuevos géneros desaparecidos en estos últimos años como la animación, la antología y la miniserie aunque con escasa presencia, mientras que en Argentina crece el dramedy. En Chile, el éxito sin precedentes de las telenovelas turcas ha llevado a descuidar la producción propia, aunque en los últimos años se ha apostado por la coproducción internacional, con éxitos como La Jauría o El Presidente, ambas para Amazon. A nivel panregional, predominan el romance, el suspenso y las historias de relaciones humanas. Asimismo, la balanza se equilibra entre la TV lineal y las plataformas OTT.