Animación europea: crecimiento impulsado por las co-pros regionales y los estímulos fiscales

La animación hecha en Europa está pasando un buen momento en el panorama internacional, con producciones participando en los principales festivales y premiaciones del mundo, y con un importante número de producciones comisionadas gracias a los enormes esfuerzos de las televisoras públicas, se puede decir que este género ya es una pieza importante del conjunto audiovisual.

Producciones de estudios independientes como Un día más con vida (2018, co-pro España, Polonia, Bélgica, Alemania y Hungría), pasando por La Gallina Turuleca (2020, co-pro España-Argentina), Chicken for Linda! (2023, co-pro Francia, Italia y Armenia), y más recientemente Robot Dreams (2023, co-pro España-Francia), ya están compitiendo de cerca con títulos de grandes compañías de animación, las cuales generalmente acaparan los escaños en las nominaciones.

El éxito de la enorme vorágine de las producciones de animación en la región se debe básicamente a la coproducción como modelo de negocio para llevar adelante proyectos. Pero además, los potentes incentivos audiovisuales regionales, y las ferias y festivales audiovisuales, han potenciado como nunca las asociaciones y los negocios en torno de este segmento.

De acuerdo al último informe del Observatorio Europeo Audiovisual, hasta 2021, la región producía cerca de 55 filmes de animación por año, siendo Francia, Rusia y Alemania los principales países productores. Pero además, generalmente estás producciones eran resultado de coproducciones con socios de regionales. Sin embargo, en estos territorios, el género obtienen una cuota de mercado menor que las películas de todas las categorías.

Chicken for Linda! fue la producción ganadora en la edición pasada en Annecy Festival., coproducida entre Dolce Vita Films, Miyu Productions, Palosanto Films y France 3 Cinéma

En tanto, si vamos a la animación para la TV, el panorama es un poco más favorable, puesto que la OEA estimó que para 2019, el volumen anual de producción de animación televisiva en Europa era de unos 220 títulos, unos 5.200 episodios, o unas 830 horas de contenido. Esto impulsado también por las coproducciones y por el compromiso por el contendí regional de las televisoras públicas.

Soporte de incentivos fiscales

Gran parte del éxito de las producciones se debe a los incentivos fiscales regionales. Incentivos que suelen cuantificarse entre el 15% y el 45% de determinados costes “elegibles”, con una media del 30%.

Algunos de ellos van desde los llamados refugios fiscales (tax shelters), sistemas basados en agentes tributarios con alta capacidad fiscal para un determinado impuesto destinando parte de sus obligaciones tributarias, obteniendo a cambio deducciones o incentivos fiscales; las devoluciones de impuestos (tax rebates), un sistema mucho más sencillo que el anterior, que empieza a convertirse en el medio más utilizado por los países de toda Europa como sistema de apoyo al sector cinematográfico. O los créditos fiscales (tax credits), muy similar al anterior, con la particularidad de que a través de los “créditos fiscales” primero se reduce la carga fiscal del propio productor y, una vez reducida ésta, se devuelve el excedente, si lo hubiere.

En un artículo publicado en Audiovisual451, Iván Agenjo, presidente de ProAnimats y vicepresidente de Animation Europe, recalcó que ‘el marco jurídico actual debería ser un impulso para las coproducciones y las productoras independientes de animación’. Mencionó iniciativas como Animar_BCN, la conferencia impulsada por PROA (Federación de Productoras Audiovisuales) y ProAnimats, donde se analizan cada año los distintos marcos jurídicos vigentes para establecer coproducciones exitosas en la industria de la animación europea.

Algunas de las propuestas del foro incluyen el Convenio del Consejo de Europa sobre la coproducción cinematográfica, la cual aún requiere ajustes; también la creación de una base de datos por país que contenga especificaciones y requisitos para el acceso a financiación pública. Y finalmente destacó la importancia de ajustar las líneas de ayudas públicas para que abarquen no solo a los largometrajes sino también a las producciones televisiva.

Alberto Buitron